martes, 24 de diciembre de 2019

La Herrería de Serón


La Herrería de Serón 

Una fábrica preindustrial  en El  Valle

In Memoriam
“A  Carmen Cuadrado, cuya fuerza generó mi compromiso”

En junio del año 1492 Serón pasaría a depender  del marquesado de Villena, siendo don Diego López Pacheco y Portocarrero el segundo marqués de Villena y duque de Escalona. Hacía la primera década del siglo XVI, el marqués  obtiene  el privilegio sobre la explotación de los recursos minerales de  Serón y su estado. Esa explotación pasaba por edificar una ferrería hidráulica donde convertir la mena en planchas y láminas de hierro para ser vendidas a los herreros.
Aunque desconocemos la fecha de construcción, un documento de 1574  constata su existencia [1]:

“Tiene el duque de Escalona en la villa de Serón los mineros de donde se saca la mena para fabricar en un edificio de herrerías y casa, que está junto al lugar de Aldeire  y se trae la dicha mena del término de la dicha villa”.

Teniendo en cuenta que hacia final del siglo XV y comienzo del XVI empiezan a usarse, en las ferrerías españolas, artefactos que usaban la fuerza motriz del agua, suponemos que la ferrería de Serón podría estar construida en las primeras décadas del siglo XVI. Los artilugios hidráulicos venían de Vizcaya, de donde se exportaba a Castilla y Andalucía, consiguiendo sustituir los brazos del hombre por un sistema basado en una  rueda hidráulica (con 16 palas)  que movida por el impulso del agua, comunicaba al eje o árbol un movimiento rotatorio que hacía mover el mazo o martinete. Vizcaya también tenía a los mejores maestros tiradores y fundidores del hierro y el marqués no dudó en traer  vizcaínos a la herrería de Serón.  Este es el caso, a principios del siglo XVII, de Andrés de Zabaleta, Domingo de Urrutia  y  Pedro de Vergara.

Entorno de la ferrería y salto de agua hacia la rueda



La fábrica se edificó junto al río que nace en la cara norte de la sierra de Filabres y pasa por los lugares de Aldeire y El Valle, vertiendo sus aguas al río Almanzora a la altura de  la barriada de Los Angostos, en Serón. Este río que hasta esa fecha se conocía como “royo de Aldeire”, empezaría a llamarse  río de la Herrería. Se construyó entre El Valle y Aldeire porque se buscaba también un lugar cercano a las cuevas donde se extraía la mena. Hoy en día, aunque cubierto de maleza, todavía se pueden ver algunos vestigios de la fábrica y de un molino harinero contiguo que se edificó  hacia 1768, aprovechando las instalaciones hidráulicas. Fue edificado por Juan Mata Rubio, vecino de Serón, una vez que la marquesa le concede licencia: “Concedo licencia a Juan Mata Rubio para que edifique un molino harinero en el sitio que llaman el Valle, contiguo a la fábrica de mis herrerías, con censo perpetuo de once  reales de vellón cada año”.

Gran estructura sin identificar 

En 1626 se realizaron obras  importantes en la fábrica. Se construyó un nuevo banzado [2] de argamasa y calicantos; se cubrió y reparó  la casa principal, la carbonera y el almacén de hierros. Se hizo también un  árbol  nuevo y una rueda cerrada de cajones (no de palas). La obra fue adjudicada a Juan González, maestro de albañilería y vecino de Purchena,  por mil ciento noventa ducados.

Los Menaqueros

La mena llegaba a la fábrica ya cocida, mejorando así su calidad. La cocción se realizaba en sencillos hornos construidos cerca de la cueva de extracción. A veces, los  hornos de calcinación  podían tener un diseño más específico, como el que actualmente existe entre el Marchal del Abogado y el Fargalí. El administrador de la herrería era el encargado, en nombre del marqués, de sacar a pública subasta la “postura para la saca, cocción y acarreo”  de la mena a la misma plazoleta de la fábrica.   A los postores encargados de surtir a la fábrica de mena cocida  se les llamaba menaqueros y sólo la podían extraer de aquellas cuevas que se les indicase. Durante gran parte de los siglos XVII y XVIII  se utilizaron los  bancos descubiertos en la Cueva de la “Higuera” y en el Barranco de Liar, siendo hacia mitad del XVIII cuando se empieza a sacar del Barranco del Cántaro, usando pólvora.  La cueva de la Higuera tuvo que ser una de las primeras que se utilizó pues, hacia final del XVIII, aparece con el nombre de “menas viejas”, mientras que a la del barranco de Liar  le llaman  menas nuevas”.


Horno de calcinación cerca de El Fargalí


En 1730, los menaqueros Francisco García, Francisco Torreblanca y Lucas Ruíz, vecinos de Serón,  se obligan   Asensio de Narváez, administrador de la fábrica, a “sacar, quemar, conducir y surtir dicha fábrica durante un año, recibiendo cuatro reales de vellón por cada carga de ocho arrobas bien cocida”.  Se indica también que el cortar la leña necesaria para la cocción es a cuenta de los menaqueros.

Documento de 1730 donde los menaqueros se obligan a surtir de mena cocida a la fábrica de la Herrería

En el año 1733, el encargado de surtir de piezas de madera a la fábrica fue Francisco de Roa, maestro carpintero, quien durante cinco años se comprometió a servir las cuñas, aldabarras [3], juntas para la rueda, cabezales para el árbol, tablones para los fuelles, mango  para la maza y el cepillo para el yunque.  Años más tarde, en 1749, el carpintero  Francisco de Roa  tiene arrendados los dos hornos de pan “cocer” que el marqués siempre tuvo en el pueblo, uno en el barrio de la Umbría, lindando con la calle Real y el otro en el barrio de la Solana.  Por cada uno de ellos tenía que pagar  68 ducados al año. En esa época también existía un tercer horno que pertenecía al Concejo de la villa y que estaba situado junto a  la plaza de la Lonja,  conocida hoy como  plaza de Enmedio.

Inventario en la Herrería 

Terminado el arrendamiento, la  fábrica debía ser entregada  en las mismas condiciones según inventario previo. Para ello, el marqués nombraba  a un maestro de herrería, a un maestro albañil y a un  carpintero para que comprobasen el estado de la fábrica y sus dependencias. Se levantaba documento notarial comprometiéndose el arrendatario a subsanar las deficiencias. En marzo de 1699 se cumple el arrendamiento de Juan Corral y Joseph de Guaza y el documento [4]   empieza así:

En el campo y fábrica de las herrerías que su excelencia el  marqués tiene en el término de esta villa de Serón, el licenciado don Francisco Delgado  y Muñoz, gobernador y justicia mayor de este estado dijo: Que Juan Corral y Joseph de Guaza, vecinos de Serón, han tenido en arrendamiento la fábrica de dichas herrerías en tiempo de cuatro años y al cumplirse hoy el arrendamiento han de entregarse en las mismas condiciones…”

El documento recoge tanto el estado de las fraguas como el de la casa principal  y  sus  dependencias  accesorias.  Se puede leer que:
  •  La fragua de la mano, la que no tiene rueda hidráulica, está corriente y los  fuelles de buena calidad excepto la tobera que falta.
  • La  fragua de estolda  (donde gira la rueda hidráulica)  buena y corriente.
  •  Otra fragua que dicen del “guixo” buena y los fuelles nuevos excepto las armas que están quebrados.
  • Un  yunque bueno, de mejor calidad que el que se le entregó; una palanca y una boga [5].
  • Un par de tenazas de repellar, otras corvas, otras pequeñas, otras para sacar tobera están quebradas.
  • Cuatro cepos, uno rematado.
  • Una medida de carbón.
  • El árbol bueno y con 17 ceños de hierro. La rueda se necesita reparar.
  • La barra de chiflón buena.
  • Dos machos de enderezar  el hierro.
  • Una tapadera de cortar el hierro se ha de aderezar.
  • Una romana que alcanza a 10 arrobas.
  • Un molde de hacer cañones y dos pares de cañones viejos.
  • Una almádena o marro.
  •  Entregan la casa principal con todos sus accesorios  con falta de 700 tejas y 10 fanegas de hierro que se han de echar por la carbonera.
  • Se entregan también las cuatro casas accesorias estando la primera buena y corriente, la segunda quebrada la chimenea y la puerta sin cerradura.  Las otras dos destechadas y sin puerta.

Un yunque junto a algunas rejas


Algunos datos sobre la actividad de la fábrica 

La mayor actividad de la fábrica se produciría durante el siglo XVIII y primer tercio del XIX, empezando a decaer hacia mitad del XIX. Esta decadencia se pone de manifiesto cuando en 1848 la condesa de Montijo y de Miranda acepta la petición que le hace Benito Fernández Rodríguez, su administrador de bienes en Serón, sobre bajar el arrendamiento de la fábrica de de doce mil reales de vellón a nueve mil quinientos cuarenta, por año. La fábrica alargaría su existencia hasta cerca de 1860, estando en funcionamiento más de tres siglos.

Sobre su actividad  se puede decir  que en 1717 salieron para la ciudad de Murcia más de 600 arrobas de hierro laboreado en piezas como  forjas para picos, azadas, almainas (mazo de hierro macizo) y cuñas de distintas dimensiones.  Su destino era la construcción de un nuevo puente sobre el río Segura, sustituyendo al puente medieval que fue destruido en 1701 por una riada. Este puente se conoce hoy como puente de los  Peligros  o puente Viejo.
En mayo se firma el documento, ante el notario de Serón, por el que la fábrica se compromete a servir  las 600 arrobas de hierro ya laboreado.  Parte del documento  indica lo siguiente:
Leandro de Guevara, Francisco Cabezuelo y Josepf de Guara,  arrendatarios  de la fábrica de Herrerías, se obligan a servir a Toribio Martínez de la Vega, vecino de la ciudad de Murcia y maestro de arquitectura,  600 arrobas de hierro a 15 reales y cuartillo la arroba, puesta en dicha ciudad de Murcia, según diseño en madera”.

En las primeras semanas de septiembre de 1730 la fábrica vendió alrededor  de 700 arrobas de hierro al precio de 18 reales cada una. Los compradores son, fundamentalmente, herreros del entorno del valle del Almanzora y sierra de los Filabres: Oria, Tíjola, Somontín, Lúcar, Cúllar (cortijo de las Vertientes), Suflí, Tabernas, Urracal, Antas, Huércal-Overa, Fiñana,…

En la década de los setenta del siglo XVIII, la arroba de hierro se vende entre  22 y 25 reales, un precio similar al que vendía la herrería de Bacares. Hacia final del XVIII y antes de la llegada de los franceses, el precio  oscilaba entre 32 y 40 reales.  Entre 1819 y  1837, los precios se mantenían entre 32 y 36 reales.

Finalmente, indicar que en 1780 se presentó en Serón un maestro de herrero de Cartagena, en representación del Intendente general de Marina,  con el encargo de comprar hierro laboreado, según diseño, de las herrerías de Serón y Bacares. Estas piezas eran muy necesarias para los navíos del arsenal de Cartagena. El administrador de la fábrica de Serón, Fernando Ugarte Barrientos, escribe a la marquesa de Villena informándola del hecho pero, al mismo tiempo, indicándole que el hierro que se obtiene en la fábrica está comprometido ya con las obras del Real Canal del reino de Murcia. Desconocemos la respuesta de la condesa pero seguro primaria la urgencia del arsenal de Cartagena.

Referencias

[1]  Tapia Garrido, J. Ángel: Historia General de Almería y su provincia, tomo VII, p. 116.             Almería, 1989.
[2]  Depósito de agua elevado sobre el nivel de la ferrería, con una altura suficiente para             generar energía que sea capaz de mover la rueda hidráulica.
[3]   Puntal que sostiene el mazo de la ferrería.
[4]   A.H.P. AL., Pr. 4197
[5]   Abrazadera de hierro que va en la parte central del mango del martillo o mazo, dotado         de dos extremos salientes que giran sobre las aldabarras .


Florencio Castaño Iglesias
Julio de 2019