martes, 5 de febrero de 2013


Manuel Iglesias Rubio, un seronense en la recuperación del monte Gurugú (1921)

El mes de agosto solía pasarlo con mis abuelos maternos en Los Gobernadores (Los Donatos). No recuerdo qué edad tendría cuando escuché que mi abuelo Manuel había estado en Melilla, en 1921, luchando por defender el Protectorado español en Marruecos.
Cuando empecé a ser consciente de lo que ello suponía, le preguntaba y animaba para que me contara detalles y experiencias vividas. 
Tengo que decir que era muy difícil sacarle palabra alguna. No obstante, algunos nombres y comentarios he mantenido en mi memoria a lo largo del tiempo. Me hablaba del Monte Gurugú, del general Berenguer, del hedor insoportable que desprendían los cuerpos de soldados españoles muertos en Monte Arruit, de los piojos que le acompañaban siempre, de la perdida de su acordeón, de la lesión de su rodilla por efectos de una granada, de los silbidos de las balas por su cabeza, de la muerte de compañeros.
Lo que más le gustaba repetir era el comentario que le escuchó decir a una mujer melillense cuando bajaba del barco a su llegada al puerto de Melilla: “Muchacho, tú aunque estés una semana sin comer no te pasa nada”, sin duda  se refería al aspecto de cara redonda y rellena que tenía.
Manuel Iglesias Rubio en 1921 con el típico gorro cuartelero de azul turquesa.  Guerrera de cuello vuelto con la cifra (15) del Regimiento en el interior, zapatos de color avellana, lo mismo que el cinturón que ciñe una espada. También en la chapa del cinturón aparece el número 15.
Ha pasado mucho tiempo y ahora, después de caer en mis manos una foto suya, realizada en Algeciras (Cádiz), me he decidido a reconstruir los pasos de mi abuelo Manuel en Marruecos.

Empezaré diciendo que, a principios del siglo XX, la Conferencia de Algeciras encargó a Francia y España el protectorado de Marruecos. A los españoles les tocó pacificar la zona del Rif, una misión que resultó bastante complicada porque las cabilas rifeñas, lideradas por Abd el-Krim, plantaron cara a unos soldados españoles que eran, en su mayoría, reclutas forzosos, no tenían apenas formación, estaban mal alimentados, mal armados y soportando temperaturas extremas. Se produjeron encarnizados combates, sufriendo, el ejercito español, distintas derrotas que culminarían  con el desastre de Annual y Monte Arruit en julio de 1921. Esta derrota obligó al  repliegue  de las tropas a Melilla, perdiendo el control estratégico del monte Gurugú, desde dónde las tropas rifeñas bombardeaban permanentemente Melilla. El Monte Gurugú (890 m.) es el punto más elevado de la península de Tres Forcas, en la costa norte de Marruecos y dónde se halla la ciudad autónoma de Melilla.

A primeros de agosto llega de la Península un refuerzo de 25.000 hombres, entre ellos mi abuelo Manuel. Había que tratar de reconquistar las zonas perdidas y para ello el gobierno español aprobó un plan estratégico conocido como el plan del general Berenguer (Alto Comisario español en el protectorado).  El primer objetivo fue la recuperación del Gurugú, hecho que se produjo el 10 de octubre de 1921. Con el éxito rotundo del Desembarco de Alhucemas en 1925, el ejército español consiguió pacificar la zona y restituir la autoridad española en el Protectorado.

Mi abuelo Manuel en Melilla

Manuel Iglesias Rubio nace el 14 de julio de 1899, en Serón (Almería), concretamente en la cortijada de Los Gobernadores perteneciente a las barriada de Los Donatos. Fue el mayor de ocho hermanos y sus padres fueron: Francisco Iglesias Rubio, conocido como Frasquito "Gobernaor" y Virtudes Rubio. Toda su vida la pasó en Los Gobernadores salvo sus dos salidas de soldado: una durante su periodo militar en los años 1920-21-22, estando en Algeciras y Melilla y la otra en Almería, por ser llamado a filas en los últimos meses de la guerra civil española. Recuerdo haberle oído decir que cuando   se supo del final de la guerra, se produjo tal desconcierto en el campamento de Viator (Almería) que decidió, junto a su hermano José, regresar a Serón. Lo hicieron andando y atravesando la sierra de Los Filabres. Se casó con Remedios Membrive Martínez y tuvieron ocho hijos que aún viven: Virtudes, María, José, Remedios, Manuel, Encarnación, Ángeles y Rafael. Fallece a los 83 años de edad en Los Gobernadores y está enterrado en el cementerio de Serón.

La familia Iglesias-Membrive sobre 1950


Al abuelo Manuel lo hicieron soldado a los veinte años, porque tenía veinte años; lo destinaron al regimiento de infantería “Extremadura” número 15, con base en Algeciras y de allí a Melilla a luchar para defender el Protectorado español en Marruecos. Llegó a Melilla el 9 de agosto de 1921, en el vapor “Marqués del Campo”. La misión de su regimiento fue la de proteger convoyes a la posición de Tizza y Sidi Amarán. El 10 de octubre de 1921 asiste a la ocupación del Gurugú. El 14 intervino en la ocupación de Zeluán y el 24 en la ocupación de Monte Arruit. Al llegar vieron un escenario dantesco. Los cadáveres de soldados españoles se encontraban desperdigados por toda la posición y en su mayor parte se encontraban tremendamente mutilados. El hedor era insoportable por el estado de descomposición de cuerpos insepultos. Su misión: recoger los cuerpos. Casi todos los muertos descansan en el cementerio de Melilla.



Regresa a la península el 10 de mayo de 1922. En el barco tira su guerrera de piojos al mar y por ello es castigado.

Como describe Arturo Barea en la “Forja de un rebelde”, los soldados españoles en África se hacían la misma pregunta: ¿Qué hacemos aquí? No podían entender por qué los habían mandado a civilizar a una gente que no quería ser civilizada. "¿Civilizarlos? Nosotros que casi no sabemos leer ni escribir, nuestros pueblos no tienen escuelas, dormimos con la ropa puesta, en un camastro, al lado de las mulas, para estar calientes y nos vamos a trabajar  los campos de sol a sol". 


Florencio  Castaño Iglesias





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