Toponimia de las calles de Serón
Una manera de acercarnos a las
señas de identidad de un pueblo es por medio de la toponimia
de sus calles y lugares. Conocer la causa o motivación por la que
un día nuestros antepasados decidieron asignar un nombre a una
calle o a un paraje nos ayuda a comprender mejor su historia y así
poder transmitirla, de forma adecuada, a las generaciones venideras.
Un
paraje que aparece en el libro de Apeo
y Repartimiento de Serón (Almería) cuyo nombre perdura hoy día es el Quemado. Este
topónimo está relacionado con la quema de superficies
agroganaderas para proporcionar carbón y, sobre todo, para crear
espacios abiertos para el ganado trashumante. Estas zonas se ubicaban
en las proximidades de vías pecuarias de los ganados. En el caso de
Serón, el “Quemado”
es la zona junto al río Almanzora entre la fuente de San
Juan y el pago de
Canata,
en la vía que cruzando por Canata
proseguía a Bayarque.
Pago
del “Quemado” visto desde las Eras del Olivar
Otro topónimo que siempre me ha sorprendido es el de “Arquilla”.
Esta barriada
−al final de la calle Bacares
en el camino natural de salida de Serón hacia los molinos harineros
de la Ribera− toma su nombre del originario dispositivo pequeño
que servía para recibir el agua de la fuente Liar y distribuirla
hacia el pago del “olivar”
o hacía el pueblo. En 1614 el nombre “arquilla”
ya documenta el lugar: “...paratas
linde a la arquilla
del olivar, en el camino Real que va a la ciudad de Almería y a los
molinos de la ribera”.
En otro documento notarial de 1798, Joseph Villanueva compra “un
corral de encerrar ganado, en el barrio de Bacares, linde la calle
que sale de ella para la Arquilla…”.
En nuestro caso, el topónimo “arquilla”
evoca el agua y su importancia para la vida de un pueblo y sus
campos.
A
la derecha, ubicación de la “arquilla” de riego que dio nombre a
la barriada
Toponimia
de Calles
Me
quiero detener ahora en el callejero actual de Serón cuyos topónimos
surgen a partir de 1572 con la llegada de los nuevos repobladores.
Me refiero a las
calles Gadil,
Toledillo, Sastres, Quesadas, Nogueral, Olmo y
Chorrillo.
Las
calles Molinillo
y Pósito Viejo
ya las referenciaba en el número anterior de Al-Cantillo. Este
estudio sería imposible sin la información procedente de protocolos
notariales de la
época.
Las
calles Real
y Alta
fueron,
seguramente, las primeras que alcanzaron el consenso de los vecinos.
La calle Real
es la única que aparece en el libro de Apeo
y, al igual que en
otros pueblos de España, da nombre a la principal vía de la
población. La calle Alta
ya era bien
conocida a principios del siglo XVII y la encontramos citada en un
documento de venta de una casa “en
la calle alta de la Solana,
por debajo del castillo”. En
contraposición con estas calles que entiendo son las más antiguas,
nos encontramos con una calle que siempre se referenció como “cuesta
de la Iglesia”
y recientemente pasó a ser don Juan
de Austria.
Este nombre nos recuerda la presencia en Serón en 1570 del hermano
del rey Felipe II durante el levantamiento morisco en el Almanzora.
Otras dos calles que ya aparecen referenciadas a mitad del siglo XIX son las calles Aire y Castillo. El topónimo Aire viene a recoger los aspectos meteorológicos y climáticos del lugar, en este caso una zona especialmente azotada por el viento.
La
religiosidad del pueblo y, en particular, la de los labradores,
se ve reflejada en la calle San
Marcos, camino
de salida del pueblo hacia el enclave de su ermita.
Del
oficio relacionado con la elaboración de ropas da cuenta la calle
Sastres.
Este gremio se concentraría en este lugar, recordándonos la gran
tienda de “ropería”
del sastre Gerónimo
de Vico y la
necesidad de elaboración de todo tipo de ropas de mujer y de hombre,
tanto para la vida cotidiana como para las fiestas civiles y
religiosas. El gran número de sastres que se concentró alrededor de
este lugar durante el primer tercio del siglo XVII, nos da una idea
del gran negocio que generó este oficio. Algunos vecinos invertían
en telas compradas en Baza o Purchena y las vendían a particulares o
a los sastres de Serón y alrededores. En esta época, además de
Gerónimo de Vico, otros sastres de Serón fueron Martín Rubio,
Melchor Hernández, los hermanos Francisco y Miguel Sánchez, Pedro
Solano y Andrés Martínez Campiña.
Como
eco de la gran variedad de árboles que poblaron la vega y huerta de
Serón tenemos las calles Nogueral
y Olmo.
La calle Nogueral
hace referencia
al camino que llevaba a una gran plantación de nogueras. Esta
plantación estaría en la huerta del Bolonor, debajo de la iglesia
parroquial y junto a la Alconaiza. La noguera era primordial tanto en
el aprovechamiento de la madera como en su fruto. El primer registro
de este camino lo encontramos en un documento de venta fechado en
1673 donde se dice: “parata
junto a la acequia que pasa por debajo de la Iglesia Mayor de esta
villa y por abajo el camino del nogueral”.
La
calle del
Olmo
nos recuerda la presencia de un llamativo ejemplar de olmo que
existió en el lugar. Su robustez y frondosidad no pasó
desapercibido a los nuevos repobladores, llegando a dar nombre a todo
un barrio en la Solana de Serón, el “barrio
del olmo”. Así
lo encontramos en un documento de 1755 donde Antonio García, vecino
de Sierro, compra una casa en “el
barrio del olmo,
linde Gaspar
Domene, Francisco Requena y la calle que va a San Marcos”.
En 1773, dieciocho años después, ya encontramos referencias
explícitas a esta calle: “calle
del olmo”.La
actual calle Quesadas,
llamada en 1827 calle “de
los Quesadas”,
nos recuerda a una familia de carpinteros
de apellido Quesada
que durante varias generaciones alcanzaron un gran prestigio en el
arte de labrar la madera. Del primero que tenemos noticias es de
Cristóbal de
Quesada y Rosillo,
casado con María Martínez Jorquera, hija de Juan Martínez
Torralva, cirujano de Serón. Su nombre lo encontramos en un
documento notarial de 1626 por la compra de un solar en la plaza de
la ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Sobre este solar
edificaría una casa que luego vendería. El prestigio como
carpintero lo alcanza al realizar, en colaboración
con Domingo de Campos,
carpintero de Serón, el labrado y ensamblaje de la armadura de la
nave principal del templo parroquial de Serón. En 1633, tanto a
Cristóbal como a Domingo de Campos los encontramos como cuadrilleros
fundacionales de la Hermandad del Santo Entierro de Serón. En 1636,
Cristóbal de Quesada y Rosillo llegó a tener arrendada la Herrería
del marqués de Villena hipotecando, entre otros bienes, una “casa
al pie del castillo, linde Juan Bautista de Guevara, escribano”.
Entre 1641 y 1643
lo encontramos como adjudicatario de las obras de construcción de
las iglesias de Tíjola y Bayarque.
Esta
familia se estableció en la zona alta del pueblo, en el entorno del
peñón del castillo, permaneciendo aquí varias generaciones. Otros
miembros de esta larga familia fueron alcaldes,
arrendadores del estanco
de aguardiente e
incluso de los dos hornos
de “pan cocer”
que el marqués de
Villena tenía en Serón, uno en la Solana y el otro en la Umbría.
La
calle Chorrillo
vuelve a
recordarnos al agua que, procedente de alguna acequia o abrevadero,
generaría un “chorrillo
de agua” que
bajaba por el camino. Este topónimo lo encontramos en el año 1673
dando nombre a un pago de riego: “parata
en el pago del chorrillo, linde con el camino de dicho chorrillo”.
Más adelante, en
1690, aparece al ubicar una “suerte”
de paratas ”bajo
la ermita del San Marcos que linda con el camino que viene del
chorrillo y va al quemado”.
Acequia
que sale a la calle ChorrilloEl
origen del “chorrillo
de agua”
seguramente está relacionado con la acequia que sale a esta calle y
que riega dicho pago. Esta acequia toma el agua en el partidor del
“molinillo”,
atraviesa la placeta de la Iglesia y se dirige a la calle Gadil,
atravesándola a la altura de la calle Miguel Zubeldia para salir
finalmente por calle Chorrillo.
Calle
Gadil
El
primer registro en el que encontramos de manera explícita calle
Gadil es un
documento
de 1703: “casa
a la salida del
gadil que se compone de tres cuartos por bajo y dos por alto, linda
con casa de herederos de Ana Aznar y la calle del gadil”. En
1827 la calle está mejor definida: “...casa en
el barrio del cantillo, linde por sur con calle que baja al gadil”.
En
documentación notarial de principios del siglo XVII ya se cita el
término gadil
dando nombre a una acequia
que conducía las aguas al pago de la Huerta: “suerte
de huerta en la Huerta de esta villa en la acequia
del gadil
que linda con el camino que va al Quemado”.
En
1655 encontramos referenciada otra suerte de huerta “que
está debajo del gadil, huerta de esta villa, linda con camino que
sale del dicho gadil y va al pago del Quemado”.
Hacia final del XVII, el topónimo gadil
ya acompaña a todo
un barrio: “barrio
del gadil.”
Gadir
de Eli (Heli o Halil) que da nombre a la actual calle GadilEn
todos estos textos encontramos como punto de referencia para
describir la finca el topónimo “gadil”:
“camino que va al
gadil”, “a la salida del gadil”,
“debajo del
gadil”, etc. Nos
preguntamos cuál sería este lugar, es decir, ¿cuál es el “gadil”
de Serón?
Para
responder a esta pregunta tenemos que saber que gadil
procede del
término “gadir”,
usado en
la Granada mudéjar y morisca con el significado de estanque
o alberca donde se
recogía el agua sobrante de algunas acequias para luego distribuirla
en el riego de bancales.
El
“gadir”
o “alberca”
que da nombre a la actual calle
Gadil es la
balsa que hoy se conoce popularmente como “balsa
de la tía Portala”,
pero siempre se llamó “balsa
de Eli (Halil
o Heli)” o
“balsa que riega el
pago de
Eli (Halil o
Heli)“.
La identificación de este lugar como el “gadir” de Serón lo
ratifica el documento
de 1827 que habla de un “corral,
pajar y un pedazo de tierra de riego en la cuesta de la iglesia
lindando por norte y levante con la acequia que va al gadil”. Por
tanto, la acequia del gadil es la acequia que sale del “partidor”
de la cuesta de la iglesia, pasa por detrás de las instalaciones de
la empresa “Jamones
de Serón”,
atraviesa la actual calle Miguel Zubeldia y la antigua fragua de los
“Arturos” para dirigirse al gadir o alberca de Serón.
Calle
Toledillo
Otro
topónimo que me sorprende es el de “Toledillo”.
Sin duda, nuestro Toledillo viene a evocar a la ciudad de Toledo,
capital del Reino de Castilla desde 1085 hasta 1561, momento en el
que Felipe II decide trasladar la corte a Madrid. No somos el único
pueblo de la geografía española con un Toledillo pero sí quizá el
municipio que más alejado está de Toledo. En la mayoría de estos
lugares el Toledillo da nombre a una zona en la parte alta del pueblo
con callejuelas estrechas y en cuesta, con rincones de cal y luz,
evocando un ambiente morisco.
En
1739 encontramos referenciado este topónimo dando nombre al barrio:
“Ana y Catalina
Jorquera venden a Juan Martínez Baillo una casa en el barrio del
Toledillo, bajo el peñón del castillo, linde con Juan Baillo y
herederos de Úrsula Molina”.
Me
pregunto qué misteriosa influencia hizo que la parte alta de Serón,
junto al Castillo, fuese conocida por sus habitantes como Toledillo.
Seguramente la querencia e imaginación popular de aquellos migrantes
o repobladores de Serón (algunos de Toledo) quisieron ver en nuestro
pueblo un reflejo del “grandioso” Toledo: semejanza en el trazado
de calles, convivencia entre familias de distintos lugares y todos
con el único objetivo de levantar y hacer crecer un pueblo.
Florencio
Castaño Iglesias
Julio
de 2021