martes, 14 de junio de 2022

El cuartel de Carabineros y las salinas de Guardias Viejas (Almería)


El Castillo de Guardias Viejas (guardia vieja) NO es una más de las fortalezas costeras que se construyeron en el litoral almeriense en el siglo XVIII (hacia 1768-1769) bajo el reinado de Carlos III. La importancia añadida de este punto de vigilancia está motivada por la presencia, en sus proximidades, de las salinas, que exigía un control de los buques que se acercaban a esta zona así como de las cantidades de sal que salían.
A partir de 1829, el Castillo albergó al recién creado Cuerpo de Carabineros, cuya misión principal era la vigilancia de las costas y fronteras, ayudando a combatir el fraude en las rentas de productos "estancados" y, sobre todo, el contrabando.


Castillo de Guardias Viejas 

Otro castillo, similar a este, es el de Garrucha que también albergó a la fuerza de Carabineros hasta 1873, momento en el que se le entrega al Ayuntamiento de Mojácar por trasladarse la fuerza a otro lugar. En octubre, según su Alcalde, las "fuerzas insurrectas cartageneras" (cantonistas de Cartagena) se presentaron en el Ayuntamiento y en el Castillo llevando a cabo la destrucción de papeles y efectos.

Libro que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Almería

En 1872 el sueldo bruto mensual de un carabinero era de 183 pesetas teniendo una gratificación para prendas de 3.75 pts., y a veces, un premio a la constancia. Las prendas del uniforme y su precio era el siguiente:

  • Paletó y pantalón de infantería, 44.75 pts.
  • Chaqueta de bayeta (6.5 pts) y polainas (5.75 pts).
  • Gorro, corbatín y mochila (9.25 pts).
  • Morral y correaje completo (18.38 pts).
  • Porta carabina (1.25 pts) y bolsa de aseo (1.75 pts)
  • Guantes blancos y verdes (1.88 pts).
  • Tapón y cadenilla (1.26 pts).
  • Levita (27.50 pts).
  • Bota para el vino y Porta nombramiento (2.50 pts)


Cuartel de Carabineros

El deterioro y estado ruinoso del Castillo, a principios del siglo XX, se pone de manifiesto con los distintos oficios que la Comandancia de Almería remite a la Dirección General de Madrid, solicitando múltiples obras que permitan albergar, en condiciones de higiene y salubridad, a la fuerza allí destinada.

Sería en 1913, y ante la necesidad de hacer obras de ampliación en el Castillo para alojamiento de la fuerza y sus familias, cuando finalmente el Ministerio de la Guerra decide que sería mejor la construcción de una nueva “caseta” (casa-cuartel) que reúna las condiciones estratégicas e higiénicas para el servicio. Por Real Orden del Ministerio de la Guerra (diario oficial n.º 43) de 22 de febrero de 1915 se aprueba el Proyecto por la cantidad de 49.550 pesetas.


Casa-Cuartel de Carabineros construida en 1916, en las proximidades del Castillo

Las obras darán comienzo el 19 de mayo de 1916 y terminarían el 14 de octubre, haciéndose cargo la Comandancia de Almería, del edificio, el 21 de octubre de 1916.

Casa Cuartel de Carabineros con el Castillo al fondo

Las Salinas

Un magnífico estudio de las Salinas se puede ver en el trabajo "Las Salinas de Guardias Viejas en la Documentación Histórica" de don José Antonio Peña Fernández. Recogiendo algunos datos de este trabajo, las Salinas pasan a manos particulares, después de las leyes de desamortización, en 1888, después de una subasta pública realizada por los "Propios" de Dalias. Uno de los postores es don Antonio Lenguasco Arqueros quién vende su parte junto a otras fincas cercanas al castillo de Guardias Viejas, a doña Caracciola Usabiaga y Gurruchaga, esposa de don Ceferino Vázquez Martínez (natural de León) y primer Teniente de Carabineros del cercano puesto a las salinas. La familia Vázquez-Usabiaga es la propietaria absoluta en 1892, produciéndose un auge en la elaboración de sal y constituyendo sociedad en 1897 con el nombre "Usabiaga y Compañía" (capital inicial de dos mil pesetas). La sociedad pasaría al abogado don Manuel Vázquez Usabiaga, su único hijo, quién vende la sociedad en 1904. Manuel junto a sus padres (Ceferino ya jubilado) trasladan su residencia a Serón (Almería).


                              Terrenos donde se encontraba el edificio "Fábrica", envasadora de la sal


Playa de San Miguel

 

Entrada del agua del mar a la albufera donde se encontraban las charcas de sal


Florencio Castaño Iglesias
Junio 2022

viernes, 24 de septiembre de 2021

Toponimia de las calles de Serón

Una manera de acercarnos a las señas de identidad de un pueblo es por medio de la toponimia1 de sus calles y lugares. Conocer la causa o motivación por la que un día nuestros antepasados decidieron asignar un nombre a una calle o a un paraje nos ayuda a comprender mejor su historia y así poder transmitirla, de forma adecuada, a las generaciones venideras.

Un paraje que aparece en el libro de Apeo y Repartimiento de Serón (Almería) cuyo nombre perdura hoy día es el Quemado. Este topónimo está relacionado con la quema de superficies agroganaderas para proporcionar carbón y, sobre todo, para crear espacios abiertos para el ganado trashumante. Estas zonas se ubicaban en las proximidades de vías pecuarias de los ganados. En el caso de Serón, el “Quemado” es la zona junto al río Almanzora entre la fuente de San Juan y el pago de Canata, en la vía que cruzando por Canata proseguía a Bayarque.


Pago del “Quemado” visto desde las Eras del Olivar

Otro topónimo que siempre me ha sorprendido es el de “Arquilla2. Esta barriada −al final de la calle Bacares en el camino natural de salida de Serón hacia los molinos harineros de la Ribera− toma su nombre del originario dispositivo pequeño que servía para recibir el agua de la fuente Liar y distribuirla hacia el pago del “olivar” o hacía el pueblo. En 1614 el nombre “arquilla” ya documenta el lugar: “...paratas linde a la arquilla del olivar, en el camino Real que va a la ciudad de Almería y a los molinos de la ribera”. En otro documento notarial de 1798, Joseph Villanueva compra “un corral de encerrar ganado, en el barrio de Bacares, linde la calle que sale de ella para la Arquilla…”. En nuestro caso, el topónimo “arquilla” evoca el agua y su importancia para la vida de un pueblo y sus campos.

A la derecha, ubicación de la “arquilla” de riego que dio nombre a la barriada

Toponimia de Calles

Me quiero detener ahora en el callejero actual de Serón cuyos topónimos surgen a partir de 1572 con la llegada de los nuevos repobladores. Me refiero a las calles Gadil, Toledillo, Sastres, Quesadas, Nogueral, Olmo y Chorrillo. Las calles Molinillo y Pósito Viejo ya las referenciaba en el número anterior de Al-Cantillo. Este estudio sería imposible sin la información procedente de protocolos notariales de la época.

Las calles Real y Alta fueron, seguramente, las primeras que alcanzaron el consenso de los vecinos. La calle Real es la única que aparece en el libro de Apeo y, al igual que en otros pueblos de España, da nombre a la principal vía de la población. La calle Alta ya era bien conocida a principios del siglo XVII y la encontramos citada en un documento de venta de una casa “en la calle alta de la Solana3, por debajo del castillo”. En contraposición con estas calles que entiendo son las más antiguas, nos encontramos con una calle que siempre se referenció como “cuesta de la Iglesia” 4 y recientemente pasó a ser don Juan de Austria. Este nombre nos recuerda la presencia en Serón en 1570 del hermano del rey Felipe II durante el levantamiento morisco en el Almanzora.

Otras dos calles que ya aparecen referenciadas a mitad del siglo XIX son las calles Aire y Castillo. El topónimo Aire viene a recoger los aspectos meteorológicos y climáticos del lugar, en este caso una zona especialmente azotada por el viento. 

La religiosidad del pueblo y, en particular, la de los labradores, se ve reflejada en la calle San Marcos, camino de salida del pueblo hacia el enclave de su ermita5.

Del oficio relacionado con la elaboración de ropas da cuenta la calle Sastres. Este gremio se concentraría en este lugar, recordándonos la gran tienda de “ropería” del sastre Gerónimo de Vico y la necesidad de elaboración de todo tipo de ropas de mujer y de hombre, tanto para la vida cotidiana como para las fiestas civiles y religiosas. El gran número de sastres que se concentró alrededor de este lugar durante el primer tercio del siglo XVII, nos da una idea del gran negocio que generó este oficio. Algunos vecinos invertían en telas compradas en Baza o Purchena y las vendían a particulares o a los sastres de Serón y alrededores. En esta época, además de Gerónimo de Vico, otros sastres de Serón fueron Martín Rubio, Melchor Hernández, los hermanos Francisco y Miguel Sánchez, Pedro Solano y Andrés Martínez Campiña.

Como eco de la gran variedad de árboles que poblaron la vega y huerta de Serón tenemos las calles Nogueral y Olmo. La calle Nogueral hace referencia al camino que llevaba a una gran plantación de nogueras. Esta plantación estaría en la huerta del Bolonor, debajo de la iglesia parroquial y junto a la Alconaiza. La noguera era primordial tanto en el aprovechamiento de la madera como en su fruto. El primer registro de este camino lo encontramos en un documento de venta fechado en 1673 donde se dice: “parata junto a la acequia que pasa por debajo de la Iglesia Mayor de esta villa y por abajo el camino del nogueral”.

La calle del Olmo nos recuerda la presencia de un llamativo ejemplar de olmo que existió en el lugar. Su robustez y frondosidad no pasó desapercibido a los nuevos repobladores, llegando a dar nombre a todo un barrio en la Solana de Serón, el “barrio del olmo”. Así lo encontramos en un documento de 1755 donde Antonio García, vecino de Sierro, compra una casa en “el barrio del olmo, linde Gaspar Domene, Francisco Requena y la calle que va a San Marcos”. En 1773, dieciocho años después, ya encontramos referencias explícitas a esta calle: “calle del olmo”.

La actual calle Quesadas, llamada en 1827 calle “de los Quesadas”, nos recuerda a una familia de carpinteros de apellido Quesada que durante varias generaciones alcanzaron un gran prestigio en el arte de labrar la madera. Del primero que tenemos noticias es de Cristóbal de Quesada y Rosillo, casado con María Martínez Jorquera, hija de Juan Martínez Torralva, cirujano de Serón. Su nombre lo encontramos en un documento notarial de 1626 por la compra de un solar en la plaza de la ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Sobre este solar edificaría una casa que luego vendería. El prestigio como carpintero lo alcanza al realizar, en colaboración con Domingo de Campos, carpintero de Serón, el labrado y ensamblaje de la armadura de la nave principal del templo parroquial de Serón. En 1633, tanto a Cristóbal como a Domingo de Campos los encontramos como cuadrilleros fundacionales de la Hermandad del Santo Entierro de Serón. En 1636, Cristóbal de Quesada y Rosillo llegó a tener arrendada la Herrería del marqués de Villena hipotecando, entre otros bienes, una “casa al pie del castillo, linde Juan Bautista de Guevara, escribano”. Entre 1641 y 1643 lo encontramos como adjudicatario de las obras de construcción de las iglesias de Tíjola y Bayarque.

Esta familia se estableció en la zona alta del pueblo, en el entorno del peñón del castillo, permaneciendo aquí varias generaciones. Otros miembros de esta larga familia fueron alcaldes, arrendadores del estanco de aguardiente e incluso de los dos hornos de “pan cocer” que el marqués de Villena tenía en Serón, uno en la Solana y el otro en la Umbría.

La calle Chorrillo vuelve a recordarnos al agua que, procedente de alguna acequia o abrevadero, generaría un “chorrillo de agua” que bajaba por el camino. Este topónimo lo encontramos en el año 1673 dando nombre a un pago de riego: “parata en el pago del chorrillo, linde con el camino de dicho chorrillo”. Más adelante, en 1690, aparece al ubicar una “suerte” de paratas ”bajo la ermita del San Marcos que linda con el camino que viene del chorrillo y va al quemado”.


                                                   Acequia que sale a la calle Chorrillo

El origen del “chorrillo de agua” seguramente está relacionado con la acequia que sale a esta calle y que riega dicho pago. Esta acequia toma el agua en el partidor del “molinillo”, atraviesa la placeta de la Iglesia y se dirige a la calle Gadil, atravesándola a la altura de la calle Miguel Zubeldia para salir finalmente por calle Chorrillo.


Calle Gadil

El primer registro en el que encontramos de manera explícita calle Gadil es un documento6 de 1703: “casa a la salida del gadil que se compone de tres cuartos por bajo y dos por alto, linda con casa de herederos de Ana Aznar y la calle del gadil”. En 1827 la calle está mejor definida: “...casa en el barrio del cantillo, linde por sur con calle que baja al gadil”.

En documentación notarial de principios del siglo XVII ya se cita el término gadil dando nombre a una acequia que conducía las aguas al pago de la Huerta: “suerte de huerta en la Huerta de esta villa en la acequia del gadil que linda con el camino que va al Quemado”.

En 1655 encontramos referenciada otra suerte de huerta “que está debajo del gadil, huerta de esta villa, linda con camino que sale del dicho gadil y va al pago del Quemado”. Hacia final del XVII, el topónimo gadil ya acompaña a todo un barrio: “barrio del gadil.”


                                  Gadir de Eli (Heli o Halil) que da nombre a la actual calle Gadil

En todos estos textos encontramos como punto de referencia para describir la finca el topónimo “gadil”: “camino que va al gadil”, “a la salida del gadil”, “debajo del gadil”, etc. Nos preguntamos cuál sería este lugar, es decir, ¿cuál es el “gadil” de Serón?

Para responder a esta pregunta tenemos que saber que gadil procede del término “gadir”, usado en la Granada mudéjar y morisca con el significado de estanque o alberca donde se recogía el agua sobrante de algunas acequias para luego distribuirla en el riego de bancales.

El “gadir” o “alberca” que da nombre a la actual calle Gadil es la balsa que hoy se conoce popularmente como “balsa de la tía Portala”, pero siempre se llamó “balsa de Eli (Halil o Heli)” o “balsa que riega el pago de Eli (Halil o Heli). La identificación de este lugar como el “gadir” de Serón lo ratifica el documento7 de 1827 que habla de un “corral, pajar y un pedazo de tierra de riego en la cuesta de la iglesia lindando por norte y levante con la acequia que va al gadil”. Por tanto, la acequia del gadil es la acequia que sale del “partidor” de la cuesta de la iglesia, pasa por detrás de las instalaciones de la empresa “Jamones de Serón”, atraviesa la actual calle Miguel Zubeldia y la antigua fragua de los “Arturos” para dirigirse al gadir o alberca de Serón.

Calle Toledillo

Otro topónimo que me sorprende es el de “Toledillo. Sin duda, nuestro Toledillo viene a evocar a la ciudad de Toledo, capital del Reino de Castilla desde 1085 hasta 1561, momento en el que Felipe II decide trasladar la corte a Madrid. No somos el único pueblo de la geografía española con un Toledillo pero sí quizá el municipio que más alejado está de Toledo. En la mayoría de estos lugares el Toledillo da nombre a una zona en la parte alta del pueblo con callejuelas estrechas y en cuesta, con rincones de cal y luz, evocando un ambiente morisco.


En 1739 encontramos referenciado este topónimo dando nombre al barrio8: “Ana y Catalina Jorquera venden a Juan Martínez Baillo una casa en el barrio del Toledillo, bajo el peñón del castillo, linde con Juan Baillo y herederos de Úrsula Molina”.

Me pregunto qué misteriosa influencia hizo que la parte alta de Serón, junto al Castillo, fuese conocida por sus habitantes como Toledillo. Seguramente la querencia e imaginación popular de aquellos migrantes o repobladores de Serón (algunos de Toledo) quisieron ver en nuestro pueblo un reflejo del “grandioso” Toledo: semejanza en el trazado de calles, convivencia entre familias de distintos lugares y todos con el único objetivo de levantar y hacer crecer un pueblo.



Florencio Castaño Iglesias

Julio de 2021


1 Estudio del origen y significado de los nombres propios del lugar.

2 En un sistema de riego, se llama arquilla al dispositivo concebido para recibir y distribuir el agua. Es realmente un partidor de aguas.

3 Solana y Umbría, topónimos que indican la orientación respecto al sol.

4 La “cuesta de la Iglesia” NO es la “cuesta de los Muertos”. En 1862 se llamaba cuesta de los Muertos al tramo que se inicia debajo de la iglesia, junto al “partidor” de aguas de los pagos de Canales y Eli, y desciende hacia la antigua almazara y molino harinero que utilizaban el agua de Canales. Este año se construyó el molino y el salto de agua.

5 La ermita de San Marcos fue erigida por los labradores de Serón hacia 1624

6 A.H.P.AL., P-4179, f. 106.

7 A.H.P.AL., P-4308, f. 245.

8 A.H.P.AL., P-4220.



martes, 24 de diciembre de 2019

La Herrería de Serón


La Herrería de Serón 

Una fábrica preindustrial  en El  Valle

In Memoriam
“A  Carmen Cuadrado, cuya fuerza generó mi compromiso”

En junio del año 1492 Serón pasaría a depender  del marquesado de Villena, siendo don Diego López Pacheco y Portocarrero el segundo marqués de Villena y duque de Escalona. Hacía la primera década del siglo XVI, el marqués  obtiene  el privilegio sobre la explotación de los recursos minerales de  Serón y su estado. Esa explotación pasaba por edificar una ferrería hidráulica donde convertir la mena en planchas y láminas de hierro para ser vendidas a los herreros.
Aunque desconocemos la fecha de construcción, un documento de 1574  constata su existencia [1]:

“Tiene el duque de Escalona en la villa de Serón los mineros de donde se saca la mena para fabricar en un edificio de herrerías y casa, que está junto al lugar de Aldeire  y se trae la dicha mena del término de la dicha villa”.

Teniendo en cuenta que hacia final del siglo XV y comienzo del XVI empiezan a usarse, en las ferrerías españolas, artefactos que usaban la fuerza motriz del agua, suponemos que la ferrería de Serón podría estar construida en las primeras décadas del siglo XVI. Los artilugios hidráulicos venían de Vizcaya, de donde se exportaba a Castilla y Andalucía, consiguiendo sustituir los brazos del hombre por un sistema basado en una  rueda hidráulica (con 16 palas)  que movida por el impulso del agua, comunicaba al eje o árbol un movimiento rotatorio que hacía mover el mazo o martinete. Vizcaya también tenía a los mejores maestros tiradores y fundidores del hierro y el marqués no dudó en traer  vizcaínos a la herrería de Serón.  Este es el caso, a principios del siglo XVII, de Andrés de Zabaleta, Domingo de Urrutia  y  Pedro de Vergara.

Entorno de la ferrería y salto de agua hacia la rueda



La fábrica se edificó junto al río que nace en la cara norte de la sierra de Filabres y pasa por los lugares de Aldeire y El Valle, vertiendo sus aguas al río Almanzora a la altura de  la barriada de Los Angostos, en Serón. Este río que hasta esa fecha se conocía como “royo de Aldeire”, empezaría a llamarse  río de la Herrería. Se construyó entre El Valle y Aldeire porque se buscaba también un lugar cercano a las cuevas donde se extraía la mena. Hoy en día, aunque cubierto de maleza, todavía se pueden ver algunos vestigios de la fábrica y de un molino harinero contiguo que se edificó  hacia 1768, aprovechando las instalaciones hidráulicas. Fue edificado por Juan Mata Rubio, vecino de Serón, una vez que la marquesa le concede licencia: “Concedo licencia a Juan Mata Rubio para que edifique un molino harinero en el sitio que llaman el Valle, contiguo a la fábrica de mis herrerías, con censo perpetuo de once  reales de vellón cada año”.

Gran estructura sin identificar 

En 1626 se realizaron obras  importantes en la fábrica. Se construyó un nuevo banzado [2] de argamasa y calicantos; se cubrió y reparó  la casa principal, la carbonera y el almacén de hierros. Se hizo también un  árbol  nuevo y una rueda cerrada de cajones (no de palas). La obra fue adjudicada a Juan González, maestro de albañilería y vecino de Purchena,  por mil ciento noventa ducados.

Los Menaqueros

La mena llegaba a la fábrica ya cocida, mejorando así su calidad. La cocción se realizaba en sencillos hornos construidos cerca de la cueva de extracción. A veces, los  hornos de calcinación  podían tener un diseño más específico, como el que actualmente existe entre el Marchal del Abogado y el Fargalí. El administrador de la herrería era el encargado, en nombre del marqués, de sacar a pública subasta la “postura para la saca, cocción y acarreo”  de la mena a la misma plazoleta de la fábrica.   A los postores encargados de surtir a la fábrica de mena cocida  se les llamaba menaqueros y sólo la podían extraer de aquellas cuevas que se les indicase. Durante gran parte de los siglos XVII y XVIII  se utilizaron los  bancos descubiertos en la Cueva de la “Higuera” y en el Barranco de Liar, siendo hacia mitad del XVIII cuando se empieza a sacar del Barranco del Cántaro, usando pólvora.  La cueva de la Higuera tuvo que ser una de las primeras que se utilizó pues, hacia final del XVIII, aparece con el nombre de “menas viejas”, mientras que a la del barranco de Liar  le llaman  menas nuevas”.


Horno de calcinación cerca de El Fargalí


En 1730, los menaqueros Francisco García, Francisco Torreblanca y Lucas Ruíz, vecinos de Serón,  se obligan   Asensio de Narváez, administrador de la fábrica, a “sacar, quemar, conducir y surtir dicha fábrica durante un año, recibiendo cuatro reales de vellón por cada carga de ocho arrobas bien cocida”.  Se indica también que el cortar la leña necesaria para la cocción es a cuenta de los menaqueros.

Documento de 1730 donde los menaqueros se obligan a surtir de mena cocida a la fábrica de la Herrería

En el año 1733, el encargado de surtir de piezas de madera a la fábrica fue Francisco de Roa, maestro carpintero, quien durante cinco años se comprometió a servir las cuñas, aldabarras [3], juntas para la rueda, cabezales para el árbol, tablones para los fuelles, mango  para la maza y el cepillo para el yunque.  Años más tarde, en 1749, el carpintero  Francisco de Roa  tiene arrendados los dos hornos de pan “cocer” que el marqués siempre tuvo en el pueblo, uno en el barrio de la Umbría, lindando con la calle Real y el otro en el barrio de la Solana.  Por cada uno de ellos tenía que pagar  68 ducados al año. En esa época también existía un tercer horno que pertenecía al Concejo de la villa y que estaba situado junto a  la plaza de la Lonja,  conocida hoy como  plaza de Enmedio.

Inventario en la Herrería 

Terminado el arrendamiento, la  fábrica debía ser entregada  en las mismas condiciones según inventario previo. Para ello, el marqués nombraba  a un maestro de herrería, a un maestro albañil y a un  carpintero para que comprobasen el estado de la fábrica y sus dependencias. Se levantaba documento notarial comprometiéndose el arrendatario a subsanar las deficiencias. En marzo de 1699 se cumple el arrendamiento de Juan Corral y Joseph de Guaza y el documento [4]   empieza así:

En el campo y fábrica de las herrerías que su excelencia el  marqués tiene en el término de esta villa de Serón, el licenciado don Francisco Delgado  y Muñoz, gobernador y justicia mayor de este estado dijo: Que Juan Corral y Joseph de Guaza, vecinos de Serón, han tenido en arrendamiento la fábrica de dichas herrerías en tiempo de cuatro años y al cumplirse hoy el arrendamiento han de entregarse en las mismas condiciones…”

El documento recoge tanto el estado de las fraguas como el de la casa principal  y  sus  dependencias  accesorias.  Se puede leer que:
  •  La fragua de la mano, la que no tiene rueda hidráulica, está corriente y los  fuelles de buena calidad excepto la tobera que falta.
  • La  fragua de estolda  (donde gira la rueda hidráulica)  buena y corriente.
  •  Otra fragua que dicen del “guixo” buena y los fuelles nuevos excepto las armas que están quebrados.
  • Un  yunque bueno, de mejor calidad que el que se le entregó; una palanca y una boga [5].
  • Un par de tenazas de repellar, otras corvas, otras pequeñas, otras para sacar tobera están quebradas.
  • Cuatro cepos, uno rematado.
  • Una medida de carbón.
  • El árbol bueno y con 17 ceños de hierro. La rueda se necesita reparar.
  • La barra de chiflón buena.
  • Dos machos de enderezar  el hierro.
  • Una tapadera de cortar el hierro se ha de aderezar.
  • Una romana que alcanza a 10 arrobas.
  • Un molde de hacer cañones y dos pares de cañones viejos.
  • Una almádena o marro.
  •  Entregan la casa principal con todos sus accesorios  con falta de 700 tejas y 10 fanegas de hierro que se han de echar por la carbonera.
  • Se entregan también las cuatro casas accesorias estando la primera buena y corriente, la segunda quebrada la chimenea y la puerta sin cerradura.  Las otras dos destechadas y sin puerta.

Un yunque junto a algunas rejas


Algunos datos sobre la actividad de la fábrica 

La mayor actividad de la fábrica se produciría durante el siglo XVIII y primer tercio del XIX, empezando a decaer hacia mitad del XIX. Esta decadencia se pone de manifiesto cuando en 1848 la condesa de Montijo y de Miranda acepta la petición que le hace Benito Fernández Rodríguez, su administrador de bienes en Serón, sobre bajar el arrendamiento de la fábrica de de doce mil reales de vellón a nueve mil quinientos cuarenta, por año. La fábrica alargaría su existencia hasta cerca de 1860, estando en funcionamiento más de tres siglos.

Sobre su actividad  se puede decir  que en 1717 salieron para la ciudad de Murcia más de 600 arrobas de hierro laboreado en piezas como  forjas para picos, azadas, almainas (mazo de hierro macizo) y cuñas de distintas dimensiones.  Su destino era la construcción de un nuevo puente sobre el río Segura, sustituyendo al puente medieval que fue destruido en 1701 por una riada. Este puente se conoce hoy como puente de los  Peligros  o puente Viejo.
En mayo se firma el documento, ante el notario de Serón, por el que la fábrica se compromete a servir  las 600 arrobas de hierro ya laboreado.  Parte del documento  indica lo siguiente:
Leandro de Guevara, Francisco Cabezuelo y Josepf de Guara,  arrendatarios  de la fábrica de Herrerías, se obligan a servir a Toribio Martínez de la Vega, vecino de la ciudad de Murcia y maestro de arquitectura,  600 arrobas de hierro a 15 reales y cuartillo la arroba, puesta en dicha ciudad de Murcia, según diseño en madera”.

En las primeras semanas de septiembre de 1730 la fábrica vendió alrededor  de 700 arrobas de hierro al precio de 18 reales cada una. Los compradores son, fundamentalmente, herreros del entorno del valle del Almanzora y sierra de los Filabres: Oria, Tíjola, Somontín, Lúcar, Cúllar (cortijo de las Vertientes), Suflí, Tabernas, Urracal, Antas, Huércal-Overa, Fiñana,…

En la década de los setenta del siglo XVIII, la arroba de hierro se vende entre  22 y 25 reales, un precio similar al que vendía la herrería de Bacares. Hacia final del XVIII y antes de la llegada de los franceses, el precio  oscilaba entre 32 y 40 reales.  Entre 1819 y  1837, los precios se mantenían entre 32 y 36 reales.

Finalmente, indicar que en 1780 se presentó en Serón un maestro de herrero de Cartagena, en representación del Intendente general de Marina,  con el encargo de comprar hierro laboreado, según diseño, de las herrerías de Serón y Bacares. Estas piezas eran muy necesarias para los navíos del arsenal de Cartagena. El administrador de la fábrica de Serón, Fernando Ugarte Barrientos, escribe a la marquesa de Villena informándola del hecho pero, al mismo tiempo, indicándole que el hierro que se obtiene en la fábrica está comprometido ya con las obras del Real Canal del reino de Murcia. Desconocemos la respuesta de la condesa pero seguro primaria la urgencia del arsenal de Cartagena.

Referencias

[1]  Tapia Garrido, J. Ángel: Historia General de Almería y su provincia, tomo VII, p. 116.             Almería, 1989.
[2]  Depósito de agua elevado sobre el nivel de la ferrería, con una altura suficiente para             generar energía que sea capaz de mover la rueda hidráulica.
[3]   Puntal que sostiene el mazo de la ferrería.
[4]   A.H.P. AL., Pr. 4197
[5]   Abrazadera de hierro que va en la parte central del mango del martillo o mazo, dotado         de dos extremos salientes que giran sobre las aldabarras .


Florencio Castaño Iglesias
Julio de 2019

martes, 10 de enero de 2017

La Ermita de Fuencaliente (Serón)

Más de dos siglos de devoción a la Santa Cruz

La villa de Serón (Almería) pasa a formar parte del marquesado de Villena en julio de 1492. En esa época los anejos de Fuencaliente, Huélago y los Angostos ya estaban unidos por sus nacimientos naturales de agua.  En documentos notariales de 1614 encontramos referencias a las tierras de riego de los  pagos de Huélago,  Fuencaliente, Cocaira,  Plazas y  Torrecilla “de la vega” (existió una torre vigía en las proximidades de Los Castaños).
Las crónicas sobre la rebelión morisca en el Valle del Almanzora sitúan a Fuencaliente como lugar dónde las tropas de Don Juan de Austria estuvieron acampadas en 1570, antes de iniciar el ataque para recuperar primero a Serón y después al resto del Rio Almanzora.

Ermita de la Santa Cruz

Hacia el último tercio del siglo XVIII,  la cortijada de Fuencaliente contaba con una población creciente amparada por los nacimientos de agua de El Aljibe y La Cañada, con una cantera de piedra y varias caleras para la producción de cal.
En 1804 los vecinos erigen una capilla en el cerro de Fuencaliente para venerar a la Santa Cruz, siendo bendecida por el padre franciscano Andrés Estébanez, teniente de cura de Serón.
Ante la estrechez de la capilla y para evitar el tener que desplazarse a la parroquia de Serón para asistir a los servicios religiosos, Roque Herrero, Gabriel Bernardino, Josef Checa Mora, Antonio Castaño Pérez, Antonio García Morales, Manuel Castaño Requena, Tomás Guardia, Bonifacio Vega, Antonio Padilla junto con el resto de  vecinos se comprometieron a construir una ermita de mayores dimensiones, acorde con el número de almas de todo el Pago y sus alrededores.  Las obras se terminan a principios de 1807, siendo necesario proceder a bendecirla puesto que la capilla había tenido que ser derribada.
Ermita erigida en 1807  por los vecinos de la Fuencaliente y alrededores
El 6 de junio de 1807, Roque Herrero eleva instancia al obispado de Almería solicitando licencia para la bendición de la ermita. En la  exposición de hechos [1] se indica que:

 “Siendo crecido el número de vecinos en dicho pago y cortijadas inmediatas, a distancia de más de una legua de esta villa, llevados por el espíritu de la Religión y del celo de cumplir con el precepto de oír misa, y movidos de devoción, fabricaron en dicho pago una capilla reducida a sus expensas con la advocación de la Santa Cruz, la que por estrechez no era capaz para dichos vecinos….Todos han manifestado su interés en construir una ermita que corresponda al número de almas que en ella se puedan congregar en el Santo Sacrificio de la misa la cual ha sido construida a toda fuerza y decente“.

El obispado comisiona a Benito Antonio Llorente, presbítero y cura ecónomo de la parroquia de Serón, para que proceda  a su bendición previo  informe sobre la seguridad del edificio y “decencia” en cuanto a su altar y ornamentos. El 12 de diciembre, acompañado de Juan Ximenez, maestro alarife (maestro mayor de obras), realiza el reconocimiento, observando que el edificio está construido “a toda ley, con firmeza, con tejado, e interiormente decente con altar, la imagen de la Santa Cruz y todos los ornamentos y utensilios necesarios para la celebración como Cáliz, manteles, manipulo, casulla, corporales, misal, Amito, Alba, Cíngulo, Estola,… “ 

La ermita es bendecida el 14 de diciembre de 1807 por Benito Antonio Llorente junto Tomás Requena y Francisco Pérez Rubio, díáconos de la parroquia de Serón. Los vecinos se obligan ante Francisco Herrerías, notario de Serón, mediante escritura fechada el 16 de diciembre de 1807 a "tener decente la ermita y arreglar en todas las quiebras y deterioro que tenga en lo natural de su obra y mantener los ornamentos necesarios para celebrar el Santo Sacramento de la misa".

La devoción a la Santa Cruz de Fuencaliente se puede ver en la manda testamentaria de Ana Martínez en 1813:


Transcripción:

Declaro que con permiso de mi marido tengo hecho voto de mandar decir una misa cantada a Nuestra Sra. de los Remedios, patrona de esta villa, una rezada a la Santa Cruz que se venera en la ermita de la Fuencaliente de esta jurisdicción y seis rezadas  a los Santos Mártires de Abla”.

En la actualidad, y en su interior, existen huellas de su pasado. La  pila bautismal  data de 1866 y según consta en la inscripción de su pie fue “COSTEADA POR LOS VECINOS QUE CIRCUNDAN LA ERMITA DE FUENCALIENTE DIRIGIDA POR JOSÉ CASTAÑO MARTÍNEZ Y DIEGO HERRERO”.
Inscripción en el pie de la pila bautismal
En estos años, el coadjutor de la ermita de Fuencaliente era Ángel García Espinar.
En 1868 José Castaño Martínez donaría a la ermita un banco “arca” con la inscripción siguiente:
ESTE ARCA ES DE D. JOSÉ CASTAÑO MARTÍNEZ  P. R. L. C. R. D. SS.
SI EN ALGÚN TIEMPO QUIERA LLEVÁRSELA ÉL O SU FAMILIA NO SE LE PODRÁ IMPEDIR, AÑO DE 1868”.

Parte de la inscripción en el banco-arca de 1868

La llegada del ferrocarril a Serón en 1894 junto al desarrollo minero en Las Menas provoca el aumento considerable de la población en sus barriadas hasta el punto de que en el año 1900, Fuencaliente y La Loma son declaradas parroquias por la diócesis de Almería. 


Florencio Castaño 




[1] A.H.P.A.L. Pr. 4289,  fs. 417-420.