La Herrería de Serón
Una fábrica preindustrial en El Valle
In Memoriam
“A Carmen Cuadrado, cuya fuerza generó mi
compromiso”
En junio del año 1492
Serón pasaría a depender del marquesado
de Villena, siendo don Diego López Pacheco y Portocarrero el segundo marqués de
Villena y duque de Escalona. Hacía la primera década del siglo XVI, el marqués obtiene el privilegio sobre la explotación de los
recursos minerales de Serón y su estado.
Esa explotación pasaba por edificar una ferrería
hidráulica donde convertir la mena en
planchas y láminas de hierro para ser vendidas a los herreros.
Aunque desconocemos la
fecha de construcción,
un documento de 1574 constata su existencia [1]:
“Tiene
el duque de Escalona en la villa de Serón los mineros de donde se saca la mena
para fabricar en un edificio de herrerías y casa, que está junto al lugar de
Aldeire y se trae la dicha mena del
término de la dicha villa”.
Teniendo en cuenta que
hacia final del siglo XV y comienzo del XVI empiezan a usarse, en las ferrerías
españolas, artefactos que usaban la fuerza motriz del agua, suponemos que la ferrería
de Serón podría estar construida en las primeras décadas del siglo XVI. Los artilugios
hidráulicos venían de Vizcaya, de donde se exportaba a Castilla y Andalucía,
consiguiendo sustituir los brazos del hombre por un sistema basado en una rueda
hidráulica (con 16 palas) que movida
por el impulso del agua, comunicaba al eje o árbol un movimiento rotatorio que hacía mover el mazo o martinete. Vizcaya también tenía a
los mejores maestros tiradores y
fundidores del hierro y el marqués no dudó en traer vizcaínos a la herrería de Serón. Este es el caso, a principios del siglo XVII,
de Andrés de Zabaleta, Domingo de Urrutia y Pedro
de Vergara.
Entorno de la ferrería y salto de agua hacia la rueda |
La fábrica se edificó
junto al río que nace en la cara norte de la sierra de Filabres y pasa por los
lugares de Aldeire y El Valle, vertiendo sus aguas al río Almanzora a la altura
de la barriada de Los Angostos, en
Serón. Este río que hasta esa fecha se conocía como “royo de Aldeire”, empezaría a llamarse río
de la Herrería. Se construyó entre El Valle y Aldeire porque se buscaba
también un lugar cercano a las cuevas donde se extraía la mena. Hoy en día,
aunque cubierto de maleza, todavía se pueden ver algunos vestigios de la
fábrica y de un molino harinero contiguo que se edificó hacia 1768, aprovechando las instalaciones
hidráulicas. Fue edificado por Juan Mata
Rubio, vecino de Serón, una vez que la marquesa le concede licencia:
“Concedo licencia a Juan Mata Rubio para
que edifique un molino harinero en el sitio que llaman el Valle, contiguo a la
fábrica de mis herrerías, con censo perpetuo de once reales de vellón cada año”.
Gran estructura sin identificar |
En 1626 se realizaron
obras importantes en la fábrica. Se construyó un
nuevo banzado [2]
de argamasa y calicantos; se cubrió
y reparó la casa principal, la carbonera
y el almacén de hierros. Se hizo también un árbol nuevo y una rueda cerrada de cajones (no
de palas). La obra fue adjudicada a Juan González, maestro de albañilería y
vecino de Purchena, por mil ciento noventa ducados.
Los Menaqueros
La mena llegaba a la
fábrica ya cocida, mejorando así su calidad. La cocción se realizaba en sencillos
hornos construidos cerca de la cueva de extracción. A veces, los hornos
de calcinación podían tener un
diseño más específico, como el que actualmente existe entre el Marchal del
Abogado y el Fargalí. El administrador de la herrería era el encargado, en
nombre del marqués, de sacar a pública subasta la “postura para la saca, cocción y acarreo” de la mena a la misma plazoleta de la
fábrica. A los postores encargados de
surtir a la fábrica de mena cocida se
les llamaba menaqueros y sólo la podían extraer de aquellas cuevas que se
les indicase. Durante gran parte de los siglos XVII y XVIII se utilizaron los bancos descubiertos en la Cueva de la “Higuera”
y en el Barranco de Liar, siendo hacia mitad del XVIII cuando se empieza a
sacar del Barranco del Cántaro, usando pólvora. La cueva de la Higuera tuvo que ser una de las
primeras que se utilizó pues, hacia final del XVIII, aparece con el nombre de “menas viejas”, mientras que a la del
barranco de Liar le llaman “menas
nuevas”.
Horno de calcinación cerca de El Fargalí |
En 1730, los menaqueros
Francisco García, Francisco Torreblanca y Lucas Ruíz, vecinos de Serón, se obligan a Asensio de Narváez, administrador de la fábrica, a “sacar, quemar, conducir y surtir dicha fábrica durante un año,
recibiendo cuatro reales de vellón por cada carga de ocho arrobas bien cocida”.
Se indica también que el cortar la leña necesaria para la cocción es a cuenta de los menaqueros.
Documento de 1730 donde los menaqueros se obligan a surtir de mena cocida a la fábrica de la Herrería |
En el año 1733, el encargado de surtir de piezas de madera
a la fábrica fue Francisco de Roa, maestro carpintero, quien durante cinco años
se comprometió a servir las cuñas, aldabarras [3],
juntas para la rueda, cabezales para el árbol, tablones para los fuelles, mango
para la maza y el cepillo para el
yunque. Años más tarde, en 1749, el carpintero Francisco de Roa tiene arrendados los dos hornos de pan “cocer” que el marqués siempre tuvo en el
pueblo, uno en el barrio de la Umbría, lindando con la calle Real y el otro en
el barrio de la Solana. Por cada uno de
ellos tenía que pagar 68 ducados al año.
En esa época también existía un tercer horno que pertenecía al Concejo de la
villa y que estaba situado junto a la
plaza de la Lonja, conocida hoy como plaza de Enmedio.
Inventario en la Herrería
Terminado el arrendamiento,
la fábrica debía ser entregada en las mismas condiciones según inventario
previo. Para ello, el marqués nombraba a
un maestro de herrería, a un maestro albañil y a un carpintero para que comprobasen el estado de
la fábrica y sus dependencias. Se levantaba documento notarial comprometiéndose
el arrendatario a subsanar las deficiencias. En marzo de 1699 se cumple el
arrendamiento de Juan Corral y Joseph de Guaza y el documento [4]
empieza
así:
“En el campo y fábrica de las herrerías que su excelencia el marqués tiene en el término de esta villa de
Serón, el licenciado don Francisco Delgado
y Muñoz, gobernador y justicia mayor de este estado dijo: Que Juan
Corral y Joseph de Guaza, vecinos de Serón, han tenido en arrendamiento la
fábrica de dichas herrerías en tiempo de cuatro años y al cumplirse hoy el
arrendamiento han de entregarse en las mismas condiciones…”
El documento recoge
tanto el estado de las fraguas como el de la casa principal y sus dependencias
accesorias. Se puede leer que:
- La fragua de estolda (donde gira la rueda hidráulica) buena y corriente.
- Otra fragua que dicen del “guixo” buena y los fuelles nuevos excepto las armas que están quebrados.
- Un yunque bueno, de mejor calidad que el que se le entregó; una palanca y una boga [5].
- Un par de tenazas de repellar, otras corvas, otras pequeñas, otras para sacar tobera están quebradas.
- Cuatro cepos, uno rematado.
- Una medida de carbón.
- El árbol bueno y con 17 ceños de hierro. La rueda se necesita reparar.
- La barra de chiflón buena.
- Dos machos de enderezar el hierro.
- Una tapadera de cortar el hierro se ha de aderezar.
- Una romana que alcanza a 10 arrobas.
- Un molde de hacer cañones y dos pares de cañones viejos.
- Una almádena o marro.
- Entregan la casa principal con todos sus accesorios con falta de 700 tejas y 10 fanegas de hierro que se han de echar por la carbonera.
- Se entregan también las cuatro casas accesorias estando la primera buena y corriente, la segunda quebrada la chimenea y la puerta sin cerradura. Las otras dos destechadas y sin puerta.
Un yunque junto a algunas rejas |
Algunos datos sobre la actividad de la fábrica
La mayor actividad de
la fábrica se produciría durante el siglo XVIII y primer tercio del XIX,
empezando a decaer hacia mitad del XIX. Esta decadencia se pone de manifiesto
cuando en 1848 la condesa de Montijo y de Miranda acepta la petición que le
hace Benito Fernández Rodríguez, su administrador de bienes en Serón, sobre
bajar el arrendamiento de la fábrica de de doce mil reales de vellón a nueve
mil quinientos cuarenta, por año. La fábrica alargaría su existencia hasta
cerca de 1860, estando en funcionamiento más de tres siglos.
Sobre su actividad se puede decir que en 1717 salieron para la ciudad de Murcia
más de 600 arrobas de hierro laboreado en piezas como forjas para picos, azadas, almainas (mazo de
hierro macizo) y cuñas de distintas dimensiones. Su destino era la construcción de un nuevo
puente sobre el río Segura, sustituyendo al puente medieval que fue destruido
en 1701 por una riada. Este puente se conoce hoy como puente de los Peligros
o puente Viejo.
En mayo se firma el
documento,
ante el notario de Serón, por el que la fábrica se compromete a servir las 600 arrobas de hierro ya laboreado. Parte del documento indica lo siguiente:
“Leandro de Guevara, Francisco Cabezuelo y Josepf de Guara, arrendatarios
de la fábrica de Herrerías, se obligan a servir a Toribio Martínez de la
Vega, vecino de la ciudad de Murcia y maestro de arquitectura, 600 arrobas de hierro a 15 reales y cuartillo
la arroba, puesta en dicha ciudad de Murcia, según diseño en madera”.
En las primeras semanas
de septiembre de 1730 la fábrica vendió alrededor de 700 arrobas de hierro al precio de 18
reales cada una. Los compradores son, fundamentalmente, herreros del entorno
del valle del Almanzora y sierra de los Filabres: Oria, Tíjola, Somontín,
Lúcar, Cúllar (cortijo de las Vertientes), Suflí, Tabernas, Urracal, Antas,
Huércal-Overa, Fiñana,…
En la década de los
setenta del siglo XVIII, la arroba de hierro se vende entre 22 y 25 reales, un precio similar al que
vendía la herrería de Bacares. Hacia final del XVIII y antes de la llegada de
los franceses, el precio oscilaba entre
32 y 40 reales. Entre 1819 y 1837, los precios se mantenían entre 32 y 36
reales.
Finalmente, indicar que
en 1780 se presentó en Serón un maestro de herrero de Cartagena, en
representación del Intendente general de Marina, con el encargo de comprar hierro laboreado,
según diseño, de las herrerías de Serón y Bacares. Estas piezas eran muy
necesarias para los navíos del arsenal de Cartagena. El administrador de la
fábrica de Serón, Fernando Ugarte Barrientos, escribe a la marquesa de Villena
informándola del hecho pero, al mismo tiempo, indicándole que el hierro que se
obtiene en la fábrica está comprometido ya con las obras del Real Canal del
reino de Murcia.
Desconocemos la respuesta de la condesa pero seguro primaria la urgencia del
arsenal de Cartagena.
Referencias
[1] Tapia Garrido, J. Ángel: Historia General de Almería y
su provincia, tomo VII, p. 116. Almería, 1989.
[2] Depósito de agua elevado sobre el nivel de la
ferrería, con una altura suficiente para generar energía que sea capaz de mover la rueda
hidráulica.
[3] Puntal
que sostiene el mazo de la ferrería.
[4] A.H.P.
AL., Pr. 4197
[5] Abrazadera
de hierro que va en la parte central del mango del martillo o mazo, dotado de
dos extremos salientes que giran sobre las aldabarras .
Florencio Castaño Iglesias
Julio de 2019